domingo, 26 de diciembre de 2010

¿Cómo introducir competencia en un sector poco competitivo?

1. Introducción

Aplicar soluciones a problemas concretos es un arte. Cuando se siguen métodos generales y se aplican a los problemas concretos estamos dando los primeros pasos para la creación de una metodología. En este caso el problema a considerar es un sector en que hay una baja competitividad, es un problema relativamente complejo.

En general los problemas a los que se enfrenta el poder legislativo se resuelven con la creación de leyes y permitiendo que las soluciones surjan gracias a la interacción de estas leyes con el sistema sobre el que se regula, a menudo la sociedad en su conjunto. Las prohibiciones son la forma más clara, prohibir fumar reduce drásticamente el número de fumadores. Subir los impuestos al tabaco es una forma menos drástica y contundente de reducir el número de fumadores, ya que una parte de los mismos seguirá fumando aunque tenga que pagar más, pero unos cuantos lo dejarán y otros, aunque no lo dejen, probablemente fumarán menos. Al tema.

En el caso de los sectores con baja competitividad, la solución a través de las leyes es complicada, aunque se hagan leyes que muevan el sector en una dirección u otra es probable que se mueva al unísono, y no se rompa el equilibrio en que se encuentra, sino que simplemente se desplace. Las medidas contra el sector, como la subida de impuestos, pueden repercutir en los consumidores, trasladándose en el precio sobre el producto final. Las medidas para favorecerlo pueden tener un coste para la sociedad que no vea recompensado si no se incrementa la competencia, y esto sucede cuando se favorece al sector completo, sin establecer una condición que fomente la competitividad para acceder a las ayudas, a menudo asociada al concepto de excelencia en educación.

Estas medidas, si bien pueden funcionar en algunos casos, pueden tender con facilidad al fomento de una picaresca, que se aprovecha de las mismas sin realmente cambiar el sector. Además crean una situación artificial por la que la sociedad está pagando un coste, normalmente económico, para fomentar el que un sector se mueva en una dirección, a menudo con pocas garantías de que en algún momento sea posible cesar en estos pagos y los cambios se mantengan sin ellas. Es el caso de las subvenciones para I+D+i que se verá en qué acaban.

2. Propuesta

En este caso la solución que propongo es más fiable en cuanto al resultado, se trata de introducir competencia con la creación de una empresa pública que haga aquello que se considera rentable para las empresas y provechoso para la sociedad. Por supuesto precedida de un análisis de viabilidad previo, que permita determinar ambas cosas con la fiabilidad que sea posible, más o menos como en la creación de cualquier empresa medianamente seria.

De esta forma no sólo se introduce competencia en un sector, sino que el coste para la sociedad es negativo, es decir, se obtiene un beneficio económico si la empresa era realmente rentable. Incluso es posible equivocarse en alguna ocasión y que las veces que no hay errores compensen de sobra. Finalmente el paso lógico es privatizar la empresa, obteniendo beneficios de su privatización y potencialmente sempiternos impuestos que pague la empresa. Si no se privatizara, las administraciones públicas irían ganando complejidad, y como vemos, la que tienen ya desborda a los responsables en muchas ocasiones.

Por supuesto, además, se obtiene un beneficio para la sociedad en forma del servicio prestado por la empresa creada. Sería parecido a TVE, que es una cadena de televisión que ofrece un servicio a la sociedad, aunque, lamentablemente, la competencia que hacen no es viable para el resto de cadenas, ya que los beneficios los obtienen de la publicidad y eliminarla es inviable. Adicionalmente, esto supone un coste, económico, para la sociedad, que paga por el servicio, quiera o no, independientemente de su libertad y voluntad, en lugar de repercutir en un beneficio para las arcas del Estado, que es como debería ser.

El coste político es también muy bajo, ya que no se modifican las leyes, sino que se crea una empresa, es más, ha de ser una empresa, al resto de efectos, corriente, que obtenga beneficios (no necesariamente desde el primer día), con una competencia legal, etc. Esto se reduce aun más al privatizarse la empresa posteriormente, con algún método que ofrezca garantías de que no se está regalando a unos colegas, por ejemplo con subasta pública bien anunciada.

3. Ejemplo

Así, en el ejemplo que enlazo más abajo, de la industria discográfica y sectores en que se aplican los derechos de autor en general, hacer leyes por las que la distribución al margen de estos derechos sea legal cuando no sea posible encontrar estos materiales en una distribución digital es poco viable. No sólo sería confuso que la legalidad de compartir unos materiales pudiera cambiar de un día para otro en función de los canales de distribución que escojan los autores, sino que probablemente tengan un margen de beneficios suficiente como para hacer una distribución digital al mismo precio o superior que la física (es el caso de muchos juegos descargables en Xbox, no algo meramente hipotético), bloqueando la posibilidad de otras distribuciones digitales aun a costa de perder algo de dinero, porque lo prefieren a cambiar de modelo de negocio.

Esto se empeoraría aun más con las mencionadas ayudas a la excelencia previamente mencionadas, ya que el dinero invertido (y perdido) provendría de éstas, posiblemente siendo las ayudas superiores a la pérdida y un negocio lucrativo, (las empresas están para hacer dinero y son bastante hábiles en estas argucias).

Es por esto que, si lo que se quiere es fomentar una creación de una especie de “Spotify”, o similares, lo más efectivo es crearlo en forma de empresa pública, es algo completamente directo, y supondría, en caso de que realmente sea la evolución de la industria, un coste negativo (es decir, un beneficio, económico) para la sociedad.

Tal vez a alguien el texto le parezca un poco largo, he hecho lo posible y más de lo que debería por mantenerlo corto, no llega a dos páginas si se imprime limpio, pero estas explicaciones sólo lo alargarían más, lo único que puedo decir es: gracias por leerlo, espero ampliarlo en futuras ocasiones y por supuesto, como siempre, cualquier comentario es más que bienvenido.

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Retocando la Ley Sinde (y modernizando el sector)

El texto original del gobierno tiene, en opinión de muchos, el problema de intentar proteger un modelo de negocio obsoleto a base de intentar poner puertas al campo.
podemos retocar un poco la Ley Sinde: compartir archivos o crear páginas de enlaces, etcétera sigue siendo ilegal y motivo de cierre si no se borran los materiales que no son tuyos (estilo DMCA americana, vamos) pero sólo si la serie / película / álbum / libro en cuestión está disponible legalmente en formato digital en internet.
La idea básica es forzar de forma bien poco disimulada la creación de algo parecido a Spotify para el resto de contenidos.
Es el modelo “arrastrar la industria llorando y gimoteando al siglo XXI”, digamos. Menos radical que un socialización de los contenidos directa via canon de acceso, pero bastante parecida a efectos prácticos.
No estoy seguro que sea políticamente viable, y estoy seguro que al menos dos abogados han perdido el conocimiento durante la lectura de este artículo, pero es un punto de partida.
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2 comentarios:

  1. Por supuesto, una gran propuesta. La sociedad se introduce en el sector de manera pública y luego se deja a manos del libre mercado, no hay mejor forma de exprimir la competencia en todos los sectores. Buen ejemplo también el del "Sopotify" público. Seguro que para esta idea tuya habrá un análisis gráfico, que lo demuestre.

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  2. No he hecho un análisis gráfico, pero es pura lógica. Lo siguiente sería cuantificar, los potenciales clientes, el beneficio esperado, la probabilidad, etc. e intentar predecir los resultados y los márgenes de acción. Se podría hacer una fórmula general en caso de que no exista ya, pero no me he puesto a ello.

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