viernes, 27 de mayo de 2011

La burbuja inmobiliaria en clave de humor

El vídeo (al final de la entrada) es realmente bueno, así que no admite mucha explicación adicional.

Hay que considerar algunos puntos clave:

  • Los jóvenes que dejan los estudios para ir a la construcción no es porque sean tontos o inconscientes, lo hacen porque venimos de una situación previa en la que titulados universitarios se veían en paro y con bajos sueldos. Esto es un problema tanto por parte de las universidades, que forman titulados de dudosa utilidad (supuestamente paliado con la siempre criticada Bolonia), como por parte de las empresas, que ciertamente podrían hacerlo mejor y merecen una extensa y seria reflexión, aunque en última instancia lo que van a hacer es jugar con las reglas del juego que marque el Estado y el mercado (los consumidores), en nuestro caso no del todo buenas, y así pasa que cuando llega la selección "natural" se nos quedan temblando prácticamente todas, aunque unas más que otras, que es lo importante.
  • La inversión en I+D era fundamental, tanto desde las administraciones públicas como desde las empresas, siendo una época de bonanza, incentivos a las empresas como reducción de cargas impositivas por la inversión en I+D podía tener un efecto amplificador, mucho más efectivo que la inversión en I+D directa. La época de bonanza se produjo tanto en la segunda legislatura del PP ("España va bien") como en la primera del PSOE ("Champions lij"), la inversión en I+D fue insuficiente en ambos casos.
  • Se dice que es entre difícil e imposible predecir el futuro en economía, pero lo realmente difícil es predecirlo y que hagan caso. La burbuja de la construcción se veía desde hacía mucho tiempo, conforme se ve en el vídeo desde el 2005 ya se ve que hay un problema, pero si alguien dice que la gente se está endeudando, que se masca la tragedia, resulta que es un antipatriota y un villano. Tal vez el "villano" no lo sepa solucionar, tal vez sólo lo diga por malmeter un poco y rascar votos, eso no es lo importante, lo importante es que hay datos y se ve venir, y en el 2007 más. Por eso es importante tener datos, transparencia, etc. Y claro, hay que tener gente que ofrezca soluciones, y para esto, si quienes gobiernan no saben, que liberen los datos, con transparencia, y seguro que alguien aparece que sí sabe solucionarlo.


Dicho esto, sólo añadir un apunte, Walt Disney no está criogenizado, es una leyenda urbana, pero para el chiste es la persona presuntamente criogenizada más famosa. Nada más por hoy.

sábado, 21 de mayo de 2011

Manual para hacer un referendum

En primer lugar disculpas a quien buscara procedimientos legales para llevar a cabo un referendum, esta entrada del blog pretende explicar cómo hacer un referendum desde el punto de vista de la forma en que han de seleccionarse los contenidos, para que sea más provechoso para todos.

Lo primero a considerar en el caso de un referendum es el tema que se trata. El tema debe ser una preocupación de la ciudadanía, no se hace un referendum de aquello que a nadie le importa. Debe tratar el tema desde un punto de vista fundamental, yendo a la raíz del problema, de lo contrario, no se tratará la preocupación de los ciudadanos, sólo de algunos síntomas. Debe recoger todos los aspectos relevantes en dicho tema, de lo contrario será parcial, y es algo suficientemente importante como para no dejarlo a medias. Por otro lado no debe incluir otras cuestiones, no se trata de hacer un referendum de todo aquello que preocupa a la población, sino de todos los aspectos de un tema que preocupa, si resultara que el segundo tema que más preocupa a la población realmente les preocupa mucho entonces lo que procedería es hacer un segundo referendum, pero no mezclar. El que mucho abarca poco aprieta y al final lo que se tiene es una cortina de humo, un río revuelto y nada claro, donde se va a intentar tergiversar, manipular, confundir y otras muchas cosas que, tristemente, estamos acostumbrados a ver. La forma de evitar esto es que todo esté lo más claro posible, y parte de esa claridad se obtiene no mezclando unas cosas con otras. En resumen, debe tratar todos los aspectos de un tema y sólo eso.

Lo segundo a considerar es cómo presentarlo. El referendum no puede incluir todas las propuestas, como las presentadas en varios manifiestos que estamos viendo últimamente, como si fuera una unidad, una idea única. Lo deseable sería que hubiera un debate razonado acerca de la cuestión considerada y que se llegara a conclusiones con un consenso, que no es lo mismo que la mayoría, sino un acuerdo entre todos. Esto no es técnicamente posible todavía, pero no es una excusa para limitar la libertad de la gente a expresar su opinión con el referendum. Un referendum ha de tener varios puntos que puedan ser votados de manera separada, preferentemente, por simplicidad, cuestiones que puedan responderse con un sí o un no, pero para que sean esta clase de cuestiones deben ser realmente atómicas, es decir, que no puedan ser divididas en otras más pequeñas. Si alguien vota sí ha de votar que sí a todo el punto, y lo mismo con el no, en ningún caso nadie debería votar sí o no pensando que desearía votar "sí, pero..." o "no, pero...". Esto es lo que hacen los partidos políticos con leyes como la de la Economía Sostenible, agrupando varias cuestiones y colando la Ley Sinde dentro. Una de tantas cuestiones indignantes que tristemente estamos acostumbrados a ver y no son noticia.

Lo tercero es cómo crear el contenido. Un referendum no puede salir de la nada, la redacción de su contenido es una cuestión compleja en la que ya han de aglutinarse las inquietudes de una gran parte de la población. Un referendum debe estar realizado de forma que no excluya a nadie, que todos puedan expresar su opinión. Han de tenerse en cuenta los dos puntos anteriores, pero además es fundamental que el referendum tenga un buen acabado, debe tener un impacto apreciable sobre el problema. De lo contrario, el problema seguirá ahí, cundirá el desánimo y las posibilidades de futuros referendums quedarán cercenadas. Por todo esto, la decisión del contenido es una decisión importante y no lo deberían acordar unos pocos sino que habrían de participar muchos, y esto sí es ya técnicamente posible. No es necesario que el medio sea oficial, simplemente es necesario que el medio no sea fácilmente manipulable y permita redactar un referendum que, con las urnas y los medios disponibles en el Estado permita llegar a una conclusión que sea oficial.

Finalmente, en cuarto lugar, un referendum no es un manifiesto, no se trata de establecer qué es lo correcto, simplemente de permitir a la gente que vote aquello que considera correcto, pudiendo no existir consenso ni antes ni después del referendum. Un referendum no afirma cómo ha de ser algún aspecto de la sociedad, sólo plantea las cuestiones que han de tenerse en cuenta, aquellas que causan inquietud (o indignación) a los ciudadanos y sobre las que la gente debería poder decidir, después del referendum, cuando se conozca la opinión de la gente con respecto a estas cuestiones, será posible determinar cómo habrían de ser las cosas para ser conforme a los deseos de los ciudadanos. Por eso ha de partirse del menor número de premisas posibles, no introducir sesgos a la hora de plantear las cuestiones, y dar la mayor libertad y capacidad de decisión posible a quien va a votar ese referendum, si no, se convierte en una pantomima.

Cabría hacer consideraciones acerca de si los contenidos del referendum son beneficiosos o perjudiciales, mejores o peores, pero eso es otra cuestión, que no pertenece a las consideraciones que hay que realizar cuando se hace un referendum sino las consideraciones que hay que realizar cuando se vota a un referendum. Puesto que siempre es importante mantener la claridad y la separación de los temas, aquí acaba este manual.

Si todo va bien debería ser posible ver un ejemplo en este enlace, de momento es un experimento a ver qué resulta. Probablemente haya plataformas mejores, pero esto es lo mejor que he encontrado, si alguien conoce otra mejor puede decírmelo o montarla él mismo. Así mismo, cualquier posible mejora o comentario acerca del manual es, como siempre, bienvenida, he hecho lo posible por aplicar mis conocimientos de ingeniería del conocimiento y teoría de la decisión, además de no extenderme demasiado, siendo objetivos conflictivos el resultado óptimo es subjetivo, y por tanto está sujeto a debate.

domingo, 8 de mayo de 2011

La perversión de la imposición

En la anterior entrada mencionaba el poder que tiene el pueblo al pagar por aquello que considera correcto en cuanto al beneficio que aporta a la sociedad en general, y en concreto al consumidor, y en cuanto a los medios por los que se obtiene dicho producto o servicio. Esto sólo ocurre de manera correcta si el consumidor toma una decisión responsable, informada y libre.

La responsabilidad de la decisión ya quedaba remarcada por la actitud crítica a la que hacía referencia. Es fundamental en muchos ámbitos de la vida diaria, especialmente en contextos socio-políticos. La información también estaba señalada, con la función de Internet, y volveremos sobre ella en futuras ocasiones. Esta entrada trata del último aspecto, la libertad, que se ve mermada en formas ciertamente perversas.

No me refiero a la manipulación que pueda hacer la publicidad y por lo que cada cual ha de recurrir a su pensamiento crítico y escepticismo a la hora de juzgarla. Me refiero a la auténtica incapacidad para escoger que se da en muchas ocasiones y que, por su cotidianidad puede pasar desapercibida.

Se trata de cargas que se imponen sobre los productos, el más llamativo de todos es posiblemente el canon de la SGAE, que ya cuenta por lo menos con un movimiento en contra como es el caso de todoscontraelcanon. De esta forma, un consumidor que opta por las producciones de Hollywood sobre las patrias o la música anglosajona sobre la española pero decide hacer uso de algún aparato con capacidades multimedia está en realidad financiando a los autores españoles, o a algunos sólo, de una manera bastante opaca, además, con un reparto que muchos autores dicen no es justo y sin duda es debatible. Si al pagar por algo se está pagando otra cosa, sobre la que el consumidor no tiene control, entonces el sistema se pervierte, de una manera similar a lo que sería que nuestro voto se transmutara en un voto para otro partido al depositarlo en la urna.

Se está financiando algo distinto al producto o servicio por el que se paga mediante estas imposiciones, siendo la más general los conocidos simplemente como impuestos, como es el caso del IVA. Estos impuestos pueden derivar en subvenciones a algo completamente independiente de la decisión tomada por el consumidor con un criterio opaco y sin justificarlo de ninguna forma. Podemos saber dónde van los impuestos, pero no por qué. La compra de un dispositivo multimedia, además de un canon, tiene unos impuestos, que pueden ir destinados a algo relacionado, como es la I+D e investigación en ciencias y tecnologías, para hacer dispositivos mejores, a otra cosa relacionada pero bastante diferente como es la subvención de la cultura y generación de estos contenidos nacionalmente o a algo sin ninguna relación, como es la construcción de una infraestructura, de dudosa utilidad a veces. El criterio por el que el consumidor realizó el pago se pierde en este caso, no es factible que sea de otra forma, y se reemplaza por el criterio que establece el Estado, que ciertamente no es transparente (no se conoce) y probablemente no es científico (no parte de principios objetivos ni comprobables), este criterio es, en definitiva, de dudosa calidad.

La imposición con tal vez la peor fama son los monopolios, eliminan la capacidad de elección del consumidor al ser la única opción disponible, parecen especialmente habituales en el mundo de las nuevas tecnologías. Por ejemplo tiene fama de empresa malvada Microsoft, por el monopolio en sistemas operativos,  aunque hay opciones y como consumidores responsables tal vez habría que fomentarlas, eso corresponde al juicio de cada uno. Sin embargo tiene fama de empresa benevolente Google, y no debemos olvidar que aunque ofrezca los productos gratuitamente el hacer uso de los mismos ya es, de una forma más sutil, fomentar dicha empresa y todo lo que ello conlleva. En este caso la cuota de mercado de Google en España es impresionante y a la vez preocupante, puesto que refleja una uniformidad en la población, al menos en este aspecto, sin igual, lo que puede ser fuente de muchos problemas que tal vez comentemos en el futuro.

Y precisamente, por la opacidad en el criterio del Estado, y la imposición que hace éste, ha de considerarse al mismo Estado como una fuente más de imposición, no a través de los impuestos, sino de los servicios públicos, similares en muchos aspectos a los monopolios, ya que prestan un servicio pero el ciudadano a menudo tiene una capacidad de elección muy limitada, si es que tiene alguna. En este caso pueden darse dos situaciones:

  • Que el servicio deba ser único, es un monopolio en esencia o simplemente no es viable que haya varias alternativas. En este caso lógicamente el Estado debe ocuparse de prestar este servicio, evitando que haya un monopolio en manos privadas se da un monopolio en manos públicas. Éstas sólo serán mejores que las privadas si la tarea se realiza mejor, y en esto es fundamental la ciencia y la transparencia de nuevo, garantizando que el servicio se presta de forma óptima y cualquiera puede evaluarlo y comprobarlo. Ésta ciencia y transparencia, en este caso, son similares a lo que el código abierto representa frente a otras alternativas en el software.
  • Que el servicio en sí no necesite ser público, incluso muy probablemente haya alternativas privadas, pero sea un derecho que el Estado debe garantizar. En este caso, habiendo alternativas privadas, pudiendo el ciudadano escoger, no es necesario que el Estado se convierta en empresa, además de Estado, es posible hacer uso de estas alternativas privadas si son de suficiente calidad, y si hay una competencia sana entre ellas así será. El Estado lo que debe garantizar es que los ciudadanos puedan hacer uso de estas opciones, primero garantizando que su nivel de vida y las capacidades que tienen son las mejores posibles (que es la función del Estado, en esencia), pero en caso de que pese a ello no puedan acceder al servicio el Estado debería subvencionarlo. Para esto, el dinero no ha de ir directamente al servicio, saltándose el paso de decisión del consumidor, sino que ha de ir al consumidor, para que él escoja qué hacer con ese dinero, que es en esencia, un voto.

Es por esto que las imposiciones deben reducirse a la mínima expresión necesaria y conveniente. Los consumidores deben tomar consciencia de todo lo que implican sus compras e incluso acciones que no conllevan un desembolso. Los ciudadanos deben tomar consciencia de todas las decisiones que les están siendo negadas, no habiendo motivos de peso para ello, y reclamar que se les permita tomar estas decisiones. Finalmente, en aquellos casos en que la decisión no pueda recaer en el consumidor, después de demostrarse que así es, la decisión deberá tomarla el Estado, pero los motivos por los que se toma una decisión u otra deben ser expuestos con claridad de manera pública y deben sostenerse en la evidencia científica de datos objetivos y comprobables.

Como conclusión: Es fundamental reclamar la libertad negada y luchar contra la imposición. Es fundamental evaluar el trabajo de  los políticos, puesto que la selección de personal nos corresponde como votantes. Y, finalmente, es fundamental que las decisiones de las que depende la vida de millones de personas se realicen de manera transparente y con el mejor conocimiento posible para la toma de estas decisiones, que hoy en día, por su objetividad, es la ciencia con sus distintas ramas.

domingo, 1 de mayo de 2011

#NoLesCompres, el día que el pueblo tomó consciencia de su poder

Hay un gran movimiento con #nolesvotes, es interesante ver cómo la crisis política ha despertado al ciudadano medio y, aunque la idea todavía se propague casi exclusivamente a través de Internet, ha llegado bastante lejos y no me cabe duda de que, si no cunde el desánimo ante unas expectativas incumplidas para las autonómicas, puede llegar a tener un impacto notable en las generales.

Se dice que un pueblo tiene los gobernantes que se merece, tan cierto es como que el pueblo los elige, cosa no del todo cierta, puesto que la elección viene ya limitada y condicionada por el sistema. Lo que es innegable es que el poder democrático actual se manifiesta en el voto, que se realiza cada cuatro años, y la forma de influir en el sistema, al margen de manifestaciones y otras demostraciones de descontento, la forma de realmente hacer algo es con el voto, la herramienta más útil que tienen los ciudadanos para realmente poder influir en el sistema.

Sin embargo hay un voto más sutil, que puede tal vez pasar desapercibido con mayor facilidad. Se trata del voto que se realiza con cualquier compra, no con papeletas, sino con billetes, un voto en el que no todos somos iguales, puesto que no todos poseemos el mismo poder adquisitivo, pero un voto que a efectos prácticos puede tener mucha más fuerza y que determina en más ámbitos y en mayor profundidad el devenir del mundo. Y sobre esto quería llamar la atención en este mensaje, sobre cómo votamos con cada compra y cómo eso influye en las vidas de todos.

Tal vez no nos parezca bien las ideas que propone César Alierta, o nos resulte graciosa la pronunciación de Emilio Botín, podemos pensar que el sueldo que tiene un futbolista no se corresponde con el bien que hace por la sociedad, pero lo cierto es que esto es así porque lo pagamos todos, es la gente la que decide ser consumidores de lo que nos ofrecen y les da su dinero, ellos simplemente lo reciben y, seamos sinceros, ¿quién no lo haría? El que está fallando aquí, quien no está comportándose con la responsabilidad que exige su situación, es precisamente el más interesado en que la situación se arregle, el más débil, el consumidor, todos nosotros y lo más probable es que eso te incluya, amigo lector.

Por esto, los consumidores deben tomar consciencia de su responsabilidad y actuar en consecuencia. Con las compras fomentan o dificultan muchas cosas, aunque podemos centrarnos en tres principales:

  • Servicios y productos, que preferimos frente a sus competidores o frente a otras alternativas que compitan de manera más indirecta. Si en España hay una alta concentración de bares por habitante es porque hay clientela, si no, tendrían que cerrar. Si estuvieran tan organizados como otros colectivos a la hora de hacer presión sobre los políticos podríamos asistir a una especie de ley seca, por la que sólo se pudieran consumir bebidas alcohólicas en los bares.
  • Actitudes de empresas, al preferirlas sobre su competencia. Si el telemárketing se hace es porque funciona, de lo contrario sería una pérdida de dinero absurda que el empresario cortaría antes o después, dependiendo de lo despierto que sea. Uno de los casos tal vez más relevantes sean las multinacionales que tienen fábricas en las que trabajan niños, lo que suele ser escandaloso en el momento de conocerse, pero no por ello parece cesar.
  • Regiones geográficas, desde las más pequeñas a las más grandes. China crece por sus exportaciones, y los agricultores españoles se ven perjudicados por la oferta más barata procedente de otras regiones. Con esto se está apoyando que en China continúe la explotación, y se le está dando un mensaje claro al agricultor para que monte un bar. 
También es necesario, por supuesto, que los consumidores estén informados y puedan estarlo, que la información tenga libre acceso, etc. Es ahí donde la función de Internet no debe ser subestimada ni olvidada y se debe defender la libertad de expresión y el acceso a la información, algo por lo que Anonymous lucha y ha de seguir luchando, porque todavía quedan muchas trabas para esto y parece que cada vez se quieren poner más, aunque algunos crean que son un grupo de chavales que quieren descargar multimedia de Internet.

No vivimos en una época en que la gente se dé al consumismo más desatado, por lo que puede parecer que la idea es completamente estéril. Pero es justo lo contrario, por el bajo consumo actual el impacto de la idea es mayor. Es el momento de tomar consciencia del poder que tiene el pueblo y de ejercerlo, a diario y con responsabilidad. Si crees que hay empresas que no están comportándose como deberían, no uses sus productos o servicios, mantén una actitud crítica a la hora de emplear el dinero y fomenta que otros hagan lo mismo. Es el momento de #nolescompres.

Nota: A modo de curiosidad, esto es lo que estaba pensando cuando he encontrado que no soy el primero en pensarlo, #nolescompres ya existe desde hace un tiempo, breve, pero relevante y fructífero, lo que ha hecho que me decida a escribir esta entrada.