IntroducciónLa política se ocupa de decidir las acciones que debe realizar el Estado para el bien de la sociedad. En ese sentido, afecta a todos los integrantes de la sociedad profundamente. Dependiendo de las decisiones políticas la educación recibida será de una u otra forma, ya desde la niñez, incluyendo la posible reconciliación de la vida laboral de los progenitores. Antes de eso el mismo nacimiento y existencia puede depender de la educación sexual que se haya impartido a estos progenitores, tal vez muy jóvenes, o de las leyes referentes al aborto que existan. Al igual que puede depender de las ayudas a la maternidad y/o paternidad ofrecidas, tanto laborales como económicas, de la posibilidad de encontrar una vivienda digna en la que formar una familia, de tener un trabajo, etc. La lista es interminable. Dependiendo de las decisiones políticas todo aspecto de la vida queda condicionado de manera más o menos directa, incluyendo su posible inicio y final, especialmente visible en cuestiones de sanidad, aunque otras cuestiones, como la calidad del aire en las ciudades o la legislación en cuanto a alimentación, antenas de móviles y otros muchos factores pueden influir. Estado de la cuestiónLa política es un tema fundamental para la sociedad y todos sus integrantes, por eso la forma de hacer política debe ser responsable. Los recursos intelectuales, económicos y de otra índole invertidos en política normalmente tendrán un retorno muy elevado, debido, entre otros motivos, a las grandes cantidades de recursos manejados por los políticos en un país como España, la quinta economía por tamaño en Europa y duodécima en el mundo 1. La responsabilidadSin embargo, la forma en que se hace política hoy en día no es responsable. Se está influyendo sobre todos estos aspectos de la sociedad, pero no se hace desde el conocimiento, rara vez se prevén los resultados o los métodos y técnicas empleados para ello no son adecuados. Algo difícil de juzgar por parte de los ciudadanos, ya que la motivación de estas decisiones, los resultados esperados y demás información relevante, que permitan verificar que la forma en que se está procediendo es correcta, no está disponible. Al contrario, por ejemplo, vemos que unos presupuestos del Estado se consideran correctos por algunos grupos parlamentarios pero no por otros, y lo que es más grave, algunos grupos parlamentarios pueden considerarlos como correctos o incorrectos dependiendo de otros favores que se hagan a cambio. Esto no sólo hace evidente la subjetividad aplicada en estas cuestiones, frente a la objetividad de la ciencia, sino los verdaderos motivos por los que se toman unas decisiones u otras, no por el bien de la sociedad, sino por un intercambio de favores entre la casta política, con la única finalidad de preservar su status quo, pese al mal que pueda causar a la sociedad. Así pues, puede claramente apreciarse como incorrecta la forma en que se están tomando estas decisiones, tan influyentes sobre las vidas de tantos millones de personas. La complejidadEstas decisiones, además de tener un gran impacto sobre millones de vidas, son decisiones complejas ya que un Estado es un sistema sumamente complejo. Los candidatos a los que podemos votar rara vez son profesionales en el diseño o gestión de sistemas complejos, en el diseño de algoritmos que puedan fomentar el surgimiento de unas dinámicas u otras en estos sistemas o en el diseño de controladores que ayuden en la gestión de dichos sistemas. Una forma de considerar el problema de dirigir un estado es modelizarlo como un problema de optimización multiobjetivo, en el que se tiene una gran libertad, ya que no sólo se otorgan pesos o presupuestos a los ministerios, sino que se definen leyes e incluso se modifica la estructura en cuanto a ministerios del Estado. Sin embargo, sigue siendo un problema de optimización multiobjetivo, ya que el Estado tiene que preocuparse por el bien de la sociedad y esto implica distintas consideraciones (objetivos) que son relevantes para la sociedad, la distinción con otros problemas de optimización es la gran libertad y posibilidad de acción para resolver éste, factores que aumentan la complejidad en el tratamiento, pero que una vez se consideran con las técnicas adecuadas permiten hallar la solución más fácilmente y obtener mejores soluciones, precisamente por disponer de más posibilidades a la hora de actuar. Los candidatos disponibles son expertos en el sistema desde su punto de vista, conocen la forma en que funciona la parte que les afecta, la política, y son capaces de escalar puestos en el mismo para encabezar alguna lista. Los candidatos elegidos son expertos en hacer lo necesario para que la gente les vote, para llegar al poder, pero esto no implica de ninguna forma su capacidad en las tareas que van a tener que desarrollar después de obtener el voto, radicalmente diferentes a las primeras, como hemos podido comprobar con gran pesar en ya muchas ocasiones. El resultado por el diseño actual del sistema y la forma en que se realiza la evaluación por parte de los votantes, que no disponen de la información necesaria para poder hacerlo mejor, es que los políticos votados son expertos demagogos que obtienen votos, pero pésimos gobernantes a la hora de trabajar por el bien de la sociedad. Es por esto que en la mayor parte de las ocasiones los candidatos enarbolan sus ideologías, sus principios, su moral, talante, respetabilidad y otros muchos intangibles, pero no aportan datos objetivos de su preparación académica, su currículo vitae (a menudo con más manchas que elementos a destacar) o sus auténticas capacidades para poder enfrentarse a los problemas con los que se van a encontrar como políticos, los problemas de la sociedad, buscando el bien de la sociedad. Al contrario, la experiencia que tienen, en lo que han demostrado su maestría, es en aprovechar la forma en que está hecho el sistema para su beneficio propio, para medrar y mantenerse en el poder, y esto es lo que estamos viendo que hacen. En perspectivaEn la actualidad, en los trabajos en que se tiene una responsabilidad civil, se definen unas atribuciones legalmente, de las que se derivan las responsabilidades correspondientes y que se corresponden con las competencias demostradas al obtener los títulos correspondientes. Esto ocurre con los trabajos que, por el bien de todos, no puede realizar cualquiera. El intrusismo profesional es especialmente peligroso en casos como la medicina, donde directamente peligra la vida del paciente. En el caso de la política, donde peligra la vida (todos los aspectos de la vida, de una u otra forma) no de una persona sino de toda una sociedad, en cambio, no hay ningún requisito. Cualquiera puede ser médico, para ello sólo tiene que estudiar la carrera correspondiente y aprobar los exámenes, adquirir y demostrar su capacidad. En el caso de la política es parecido, cualquiera puede ser político, al igual que puede ser médico, la diferencia es que no tiene que adquirir ni demostrar ninguna capacidad, ni presentar una evidencia de la misma, simplemente conmover en un juego de demagogia y conseguir unos votos. En la actualidad, para desarrollar un trabajo, la mejor opción es un profesional. El conductor de un automóvil (a partir de cierta potencia) debe certificar su capacidad para ello, por los riesgos que conlleva el que pueda causar un accidente, sin embargo el "conductor" de un país sólo tiene que ser simpático y parecer buena gente. Por esta perversión de la política expuesta, el "político profesional" se identifica con un parásito de la sociedad profesional, no con un profesional en obtener el bien para la sociedad, que es lo que, por definición de política, debería ser. Por esto se aprecia la conveniencia de redefinir la forma de hacer política y con ello lo que significa ser político. Los riesgos de no contar con profesionales para realizar una tarea son de sobra conocidos. Los edificios podrían colapsarse sin la supervisión de un profesional, curanderos y otros charlatanes hacen perder la salud y la vida a muchas personas, etc. Un ejemplo excepcional que merece ser considerado es el del software libre. El software libre está hecho colaborativamente, en principio por cualquiera. Esto se debe principalmente a que la verificación es inmediata, tan pronto como se ha escrito un código es posible comprobar si funciona correctamente con cierto margen de fiabilidad pasando los tests preparados para ello, además de la verificación que realiza el compilador. Por otro lado, aunque supuestamente cualquiera pueda hacer una contribución lo cierto es que no es así, cualquiera puede hacer sugerencias para los desarrolladores y el punto de vista del usuario, para la usabilidad, por ejemplo, es fundamental. Sin embargo, para poder realmente escribir un código que sea correcto y funcional es necesario tener anteriormente unos conocimientos técnicos que permitan saber qué se está haciendo. En el caso de la política la verificación no es inmediata, tenemos una medida de reducción de la velocidad que se ha tomado y luego retractado, y la verificación es inexistente, cuando ni siquiera existe una información clara de cuáles eran los objetivos que se perseguían, los motivos, si se han alcanzado y por qué han dejado de perseguirse de esta forma. Este desconocimiento generalizado permite que cualquiera opine, pero ninguna de estas opiniones sirve realmente para nada, no hay ninguna clase de avance, verificación, falsación ni funcionalidad en todo el diálogo. Esfuerzo y tiempo perdido. Esta comparación puede realizarse en mayor detalle en el caso, por ejemplo, de la medicina. La existencia de métodos de verificación, así como de métodos y técnicas que forman parte de un protocolo permite que, aun cuando un paciente acude ya enfermo al médico, si su estado empeora debido a una mala praxis pueden derivarse responsabilidades al médico, lo que puede conllevar sanciones bastante duras. En el caso de los políticos, en cambio, el país puede estar en un buen estado cuando llegan al poder y acabar arrasado al final de la legislatura, con todos los dramas personales que ello conlleva, pero no se derivan responsabilidades de la mala praxis, sólo en casos particulares y flagrantes de corrupción puede que haya alguna clase de sanción. Como si la única forma en que un político pudiera hacer mal su trabajo fuera robando directamente. Existe también la figura del asesor político. Sin embargo ni siquiera es procedente hablar de dicha figura. La población no tiene constancia del trabajo que realiza, quienes son ni su cualificación, a efectos prácticos, el trabajo realizado por el asesor está realizado por el político al que va unido, y que es al que la gente puede escoger y del que tiene constancia de sus capacidades. En este caso lo que se aprecia es una profunda falta de transparencia. PropuestaEn el escenario descrito, con los problemas y oportunidades que presenta se elabora la siguiente propuesta. La cienciaLa ciencia, etimológicamente sinónima de conocimiento, no sólo permite abordar estos problemas, principalmente mediante modelos matemáticos en la rama de la investigación operativa, sino que es además la mejor opción disponible, y precisamente por la relevancia de estas cuestiones debería ser por defecto aquella utilizada. Es fácilmente verificable, no cabe duda de ser la mejor opción cuando proliferan las carreras de ciencias y paulatinamente toda disciplina y rama del conocimiento se adhiere al método científico, y tampoco queda duda cuando para la resolución de los problemas más delicados se recurre a la ciencia, por ejemplo la medicina, con los problemas que conlleva. La política es un caso excepcional en este sentido y esto es un problema para el bien de toda la sociedad. Eventualmente, en las cuestiones en que no sea posible aplicar la ciencia, siempre será posible aplicar la filosofía analítica, como disciplina más cercana a la ciencia y máxima expresión del pensamiento crítico (y por supuesto analítico). Sin embargo, la misma aplicación de la filosofía analítica va a llevar a la aplicación de la ciencia, puesto que en el momento en que se tengan datos que permitan verificar o falsar aquello decidido con la filosofía analítica va a ser posible usar estos datos para, de forma natural, pasar a hacer ciencia. Por tanto, en aquellas cuestiones en que eventualmente la ciencia no pueda ser aplicada pasaría de esta forma a poder ser aplicada siempre y cuando se mantenga el esfuerzo por hacer el análisis necesario, junto con la recogida de datos que han de ser analizados, para poder hacer ciencia. No hay que olvidar todas las áreas abarcadas por la ciencia. Es habitual pensar en las ciencias naturales al hablar de ciencia, sin embargo éstas no son las únicas ciencias. Los conocimientos de las leyes de la materia y la energía tienen una utilidad bastante limitada en su aplicación a la gestión de un Estado. Sin embargo no cabe duda de la utilidad de otras ciencias, como la estadística, creada originalmente para este cometido, a lo que debe su nombre. Así podemos encontrar muchas ciencias y ramas de las matemáticas como teoría de juegos, teoría de sistemas, investigación operativa y otras muchas, cuya aplicación o bien no se está realizando o no hay la suficiente constancia de que se esté realizando correctamente. Siendo, como sería, algo loable la aplicación de la ciencia y el poder comprobar científicamente la idoneidad de las decisiones políticas tomadas (sobre todo a la hora de acallar a la oposición), el hecho de que no sea públicamente conocido no deja dudas con respecto a la ausencia de su aplicación. La ciencia, gracias a su objetividad y verificabilidad, permite buscar soluciones al problema de optimización multiobjetivo y otros problemas planteados en la política, obteniendo soluciones óptimas de manera independiente de quien sea el encargado de buscarlas (siempre y cuando haga su trabajo correctamente y sin errores). Además permite la verificación de las soluciones propuestas. De esta forma, la ciencia, haciendo explícito el conocimiento y los motivos por los que se toman las decisiones políticas, permite la transparencia, ya que el conocimiento implícito, o lo que es peor, la ignorancia y las actuaciones arbitrarias, azarosas, demagógicas y de otra índole no permiten exponer los motivos de dichas actuaciones, y en caso de exponer unos motivos, o bien serían mentira o bien sólo servirían para el desprestigio del político correspondiente. En resumen, no se aprecian decisiones políticas que puedan quedar indefinidamente exentas de la aplicación de la ciencia, esta aplicación es deseable y debería ser exigida por aquellos que se beneficiarían de ella, todos los ciudadanos y los buenos políticos, que podrían demostrar su calidad frente a los malos políticos con datos objetivos. La ingenieríaUna crítica que puede hacerse a la ciencia es que son disciplinas enfocadas a obtener un conocimiento, no a la resolución de problemas. Esto no es del todo cierto, mejorar la salud de aquellos que están enfermos es solucionar un problema y de ello se ocupa la ciencia médica. Sin embargo, sí es cierto que por lo general las disciplinas que se ocupan de la resolución de problemas empleando el conocimiento de la ciencia no son ciencias en sí, sino ingenierías, enfocadas más a la resolución de los problemas que a la obtención de conocimiento nuevo. Cuando la aplicación del conocimiento científico es un hecho habitual puede estudiarse cuáles son las mejores técnicas y métodos, para la resolución de los problemas y la aplicación del conocimiento científico. De esta forma se desarrollaría una ingeniería política, en la que se estudiaría la forma correcta de resolver problemas en la política. Algo que dista mucho de las ciencias políticas actuales, que no busca resolver problemas sino la descripción de la política, tanto antes de conseguir los votos, como después, como en los sistemas no democráticos, además del funcionamiento de las administraciones públicas y otros elementos, desde un punto de vista descriptivo pero no normativo o destinado al diseño de cómo habrían de ser. La ingeniería se posibilita gracias a la efectividad de la ciencia, que permite la creación de la técnica asociada. El conocimiento de la ciencia es verificable, lo que permite su aplicación y comprobar su utilidad. Comprobando su utilidad pueden estudiarse los métodos y técnicas que permiten obtener una mayor utilidad con un mínimo esfuerzo, y la forma correcta de manejar los recursos disponibles. Así, mientras que la ciencia lleva a la utilidad del conocimiento, al ser aplicable por y para ser verificable. La ingeniería lleva a laeficiencia en el uso de los recursos disponibles para la obtención de unos resultados, es decir, la resolución de problemas. Así, la ausencia de una ingeniería política pondría de manifiesto la inmadurez de la ciencia política, algo que puede arreglarse con el tiempo, como ocurre con el resto de ciencias que a su vez se ven posibilitadas por los avances técnicos, por ejemplo los relativos a la denominada "sociedad de la información". En este caso, sin embargo, la prioridad debería ser máxima, por el impacto que tiene la política sobre millones de vidas. Estos esfuerzos no se están haciendo y ése es uno de los motivos de esta propuesta, si se estuvieran haciendo los esfuerzos correctamente, obteniendo resultados, toda la situación política sería completamente diferente y la propuesta innecesaria o redundante con respecto de la situación. No se trata de, sin embargo, de una cuestión meramente de creación de una escuela técnica de ingeniería política, ya existen métodos y técnicas en las ramas descritas y otras muchas que podrían estarse aplicando hoy en día y no se aplican. La transparenciaLa transparencia es una medida ortogonal a la aplicación de la ciencia. Por un lado la aplicación de la ciencia potencia la transparencia. Es fácil imaginar que cuando se resuelve un problema matemático pueden escribirse en una hoja de papel los pasos seguidos para hallar la respuesta, como hace cualquier niño en la escuela. En cambio esto no se puede hacer cuando se trata de una solución improvisada o que se intuye que puede ser buena (a menudo a nivel de imagen, independientemente de las consecuencias que tenga para la sociedad). Es por esto que para una auténtica transparencia es necesaria la aplicación de la ciencia. Por otro lado, la aplicación de la ciencia debe ser transparente para que los ciudadanos puedan comprobar la corrección de las soluciones propuestas. Los datos han de ser públicos y, de esta forma, posibilitar entre otras cuestiones, la realización de tesis doctorales sobre estos datos, posiblemente hallando soluciones mejores, que repercutan en el beneficio de la sociedad. Adicionalmente sería posible comprobar que las soluciones son correctas, lo que eliminaría la posibilidad de corrupción, aplicando una falsa ciencia que llevara a actuaciones políticas contrarias al bien de la sociedad. No habría una "casta" de científicos o ingenieros que pudiera pervertirse de esta forma, al ser su actuación completamente pública en todo momento. Un ejemploConclusionesLa propuesta actual no presenta los problemas de la denominada "tecnocracia", ya que no se trata de tecnocracia. Simplemente se trata de la democracia como la conocemos, con una transparencia que permite a los votantes saber realmente qué está pasando, qué se está haciendo y por qué se está haciendo, así como una ciencia que permite especificar además de los problemas presentes y las soluciones propuestas la forma en que se llega a la conclusión de que las soluciones propuestas son las óptimas. No se elimina la posibilidad de que nadie sea presidente del gobierno u ocupe cualquier otro puesto de responsabilidad, simplemente se exige que previamente se forme y demuestre sus conocimientos y experiencia para el puesto que va a desempeñar, es decir, que se verifique que está capacitado para ello. Esto debe realizarse en igualdad de oportunidades, posiblemente otorgando becas para que puedan completar los estudios aquellos que de otra forma no podrían. Ésta es una cuestión tangencial, ya que debe realizarse también con el resto de profesiones y se puede decir que ya se hace, aunque como todo el sistema sea mejorable en este sentido. La verdadera relevancia de la propuesta, sin embargo, más que en la selección de los políticos, se centra en la forma de trabajo, presentando medidas y desarrollando su labor desde la ciencia, con datos objetivos, y no desde la demagogia, con palabrería vacía. Esto también se aplica a la oposición y a la forma de hacer política en general. Es por esto, para que los votantes puedan desarrollar también su labor correctamente, por lo que la transparencia es necesaria, y una mayor y mejor recopilación de datos, que habrán de ser publicados con transparencia. La ciencia política actual cubre algunos de los aspectos desarrollados en la presente propuesta, pero deja muchos sin cubrir, es previsible que continúe su evolución, siendo las facultades de ciencias políticas muy recientes (1953 para el caso de la Universidad Complutense de Madrid, por ejemplo). Adicionalmente sería aconsejable la creación de unosestudios de ingeniería política, que permitan formar en la resolución de problemas de índole político, prestando especial atención a la metodología a seguir, la justificación a través de la transparencia y el comportamiento de los sistemas complejos en general, siendo el Estado un caso particular de estos. Unos políticos más capaces, gracias a estos conocimientos, no tendrían otro remedio que aplicar sus conocimientos de la mejor manera posible estando bajo la supervisión constante de la transparencia (véase la propuesta de gobierno transparente). Esto supondría una revolución en la política, al efectuarse de forma óptima. Siendo, como es, una cuestión fundamental para la vida de millones de personas, no hay motivos para conformarse con menos y muchos para exigir que esta labor se realice de manera correcta. En resumen se trata de una meta-propuesta, que no indica lo que hay que hacer (aparte del fomento de estos estudios), sino cómo ha de hacerse, tanto por parte del gobierno como por parte de los actores políticos en general. |